Para poder lograr un adecuado desarrollo en un ambiente tan clorosante (deficitaria en hierro) y tan deficiente en materia orgánica y nutrientes, debimos seleccionar cuidadosamente el portainjerto que lo tolerara, a la vez de instalar riego y proteger la fruta con una malla para evitar que la importante población de aves del lugar se la comiera. De esta forma logramos llevar al extremo una combinación deseable pero muy difícil de conseguir naturalmente, como es un terreno calcáreo a 19 km del océano atlántico, con el impacto directo de las brisas marinas que regulan las temperaturas mínimas durante la maduración. Los vinos son sumamente delicados y aromáticos.