Terroir

Cerro del Guazuvirá – Lavalleja

En el 2014 se exploró un nuevo microterroir en el cerro del Guazuvirá, Lavalleja, encontrando un terreno sumamente pedregoso de granitos de origen volcánico muy poco alterados, originados hace 520 millones de años tras un ciclo de intensa actividad volcánica al final del período cámbrico, sobre una gran falla geológica denominada “cizalla Sarandí del Yí”.

 Para cultivar la vid hubo que laborear con maquinaria muy robusta capaz de fracturar las rocas, aun así quedaron zonas de losas macizas que necesitaron desintegrarse con explosivos. Una vez finalizado el trabajo de fragmentación del granito tuvimos que remover decenas de camiones con rocas de gran tamaño, sobre las cuales no podíamos cultivar, dejando aquellas que no superan el tamaño de una naranja.

En el lugar donde se colocó cada planta hubo que hace un “cama de siembra” individual para darle las mejores condiciones iniciales en un medio tan extremo, se agregó sustrato de tierra fértil con un gel hidratante que le permitió al cultivo comenzar su desarrollo sin limitantes. Una vez superada la etapa juvenil, la planta de vid arraigó en la piedra para extraer los escasos nutrientes de las capas más profundas y comenzar a producir uvas. En todo momento es imprescindible regar, ya que el suelo retiene muy poca agua.

Como el entorno es muy agreste y natural, abundan especies de animales que normalmente no existen en zonas vitícolas tradicionales, tal es el caso de un pequeño ciervo llamado Guazuvirá, sobre el cual descubrimos que le gusta mucho comer hojas de viña, obligándonos a colocar una malla protectora en todo el viñedo, ésta mediada también limita el acceso a los pájaros que se alimentan de fruta, y suelen darse un banquete con las uvas. Todas las técnicas de cultivo se orientan a lograr el tan necesario equilibrio del cultivo en un terroir extremo, magnífico y original, a tan solo 27 km del mar, generando vinos, concentrados, aromáticos y particulares.