Cuando estudiamos el suelo vimos que su textura era franco arcilloso, con un buen balance de nutrientes y una buena capacidad de retener agua, lo que le permite mantener un correcto nivel de humedad, equilibrando el desarrollo vegetativo para lograr una maduración plena de las uvas, con alta concentración de aromas frutales y elevada calidad de polifenoles de la piel. El desafío fue atender las necesidades del cultivo en armonía con los vecinos, es así que ajustamos las medidas de manejo para que luzca como “un jardín”, con un tapiz verde en las entre filas de viña y una vegetación cortada en forma de cerco. Todas las intervenciones sobre el cultivo son pensadas cuidadosamente para minimizar el impacto ambiental, con todas las condiciones de seguridad para los hogares. Los vinos resultantes son elegantes, con perfecto balance entre alcohol, acidez y fruta.