Terroir
Juanicó – Canelones
Luego de la acumulación de polvo (limo denominado loess) transportado por el viento en un clima seco y frío del período terciario, el cual evolucionó posteriormente a un clima húmedo donde se desarrollaron abundante vegetales y animales herbívoros de gran tamaño, vuelve a ocurrir un cambio climático que restablece las condiciones secas y frías, con períodos glaciales y disminución de la vegetación hasta su desaparición.
En este escenario, hace aproximadamente 2 millones de años, comienza lo que se denomina el período cuaternario, en la época llamada Pleistoceno, retornando las condiciones húmedas donde la lluvia desgasta y arrastra lo limos sedimentados en el período terciario en forma de lodos, depositandolos en forma caótica en capas heterogéneas llamadas “lodolitas”.
Sobre este suelo prehistórico, inerte, rico en un tipo de arcilla denominada “illita”, con carbonato de calcio en diversas formas, e incluso minúsculos cristales de yeso, sometido al clima actual, con lluvias homogéneas a largo del año, temperaturas promedio anuales de 17 grados, con veranos cálidos deficitarios en humedad, e inviernos contrastantes en temperatura pero suaves, dan origen a los suelos actuales que llamamos Brunosoles. Durante la formación de los suelos modernos se dan varios eventos, uno es la recolonización de vegetales que enriquece el perfil en materia orgánica, dándole las tonalidades oscuras que hoy vemos, adicionalmente hay un lavado y percolado en el suelo de arcillas arrastradas por el agua de lluvia, las cuales se acumulan a unos 20 o 30 cm de profundidad (horizonte argilúvico).
Relieve suavemente ondulado. Distancia al mar 25 km Estudiando estas propiedades descubrimos aptitudes favorables para muchas variedades, como por ejemplo alta capacidad de reservar agua que le permite a las plantas amortiguar las elevada demanda atmosférica del verano, una capacidad de nutrir balanceadamente la vid, permitiendo un desarrollo foliar equilibrado, y por ende un alto potencial para la síntesis de elementos primarios de la fotosíntesis como los azúcares, a la vez de fortalecer el metabolismo secundario como la síntesis de aromas y polifenoles, generando vinos muy valorados por su alta calidad con taninos intensos y excelente evolución.